El costal constituye, por así decirlo, la herramienta de trabajo del costalero y la prenda del que éste toma el nombre, por derivación lógica. En los archivos catedralicios, gracias al trabajo de investigación llevado a cabo por el profesor Teodoro Falcón, se exhumó un dibujo fechado a fines del XVII con antiguos costaleros del paso de la Custodia. Sobre las cabezas se aprecia un rudimentario costal, que no varía en lo esencial a los hoy utilizados. El hecho de aparecer el costal sobre la cabeza da pie a pensar que desde tan lejana fecha los pasos eran llevados por dentro de la parihuela, bajo los faldones. La incorporación de la arpillera (la tela del costal), es relativamente reciente, pues de antiguo los costales se hacían de tela de algodón. El costal suele tener unas medidas aproximadas de un metro de largo por cincuenta de ancho y es de tela de saco forrado con la muselina blanca de una sábana por su parte interior.