Morcilla es una evidente expansión metafórica del homónimo cárnico y cuyo punto de semejanza habrá que buscarlo al aliñarse ambas de idéntica forma. Aquí una tela cosida en forma de canuto es lo que allí una tripa de cerdo, y nudos de lana o porciones de espuma sintética lo que el relleno de sangre cocida y condimentada. Es sin duda un notable ejemplo de las imaginativas derivaciones léxicas del sur español, que también se hallan presentes en el habla cofradiera.
La morcilla del costalero consiste por tanto, en una almohadilla cilindrica rellena comúnmente de lana prensada, de un grosor que permita ceñirla con los dedos pulgar e indice, y de unas medidas consabidas. "La morcilla ha de tener necesariamente una cuarta y tres dedos, medida más que homologada en el sistema métrico universal de los costaleros".
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